Dude usted del poder de las redes sociales y errará, porque resultados electorales, modas y celebridades pagan peaje en lo que se comparte, se ventila y se escandaliza en los emporios del Facebook, Twitter y allá donde alcanzan nuestras vistas castigadas de tanta pantalla.
A Pietro Boselli le sorprendió el holgado millar extra de seguidores que recibió su página cuando salieron unas flamantes fotos suyas, con el cuerpazo al aire, la manzana mordida, las gafas puestas y el titular: "El profesor de matemáticas más sexy del mundo, de nuevo, a lo suyo".
Pietro es italiano, pero vive donde los británicos. Como chico estudioso y provechoso, da clase e investiga en Londres sobre todo aquello que olvidamos hace años acerca de los números, los límites y las complejas operaciones de lógica y abstracción.
Además de cerebrito, tiene unos veintisiete años de pura lozanía y cumplido gimnasio, una cara de nene italiano que se la pondría dura a Visconti y un físico rocoso que nos desmiente la hegemonía de esa otra moda compartida del fofisanismo.
En cuestión de un mes, la revista Attitude le concedía la portada al hallazgo y allá se ha lucido en el mismo lugar donde han morado otros maromos de infarto como Ben Cohen, Harry Judd o Nick Jonas.
Ya todos soñamos con esa clase y esas tutorías. Cuenta la leyenda que alguien pudo atender a lo que Pietro imparte y hasta aprobó la asignatura.
El resto, sólo calculó el amor y sus derivados.
El verano se acerca o está la estufa encendida. Pregunto.